sábado, 25 de octubre de 2008

Murcia se mueve




La conferencia de Juan José Tamayo, El cristianismo, religión laica , a la que tuvimos ocasión de acudir el pasado jueves, 23 de octubre, no fue sino una oda a la Libertad. Desentrañó conceptos, conceptos que se deberían dar a conocer desde primaria; analizó la figura de Jesús de Nazaret, judío laico sobre el cual se levantó el Cristianismo; siguió la estela de los primeros siglos del Cristianismo, trasladando a nuestros días el espíritu de sus raíces..., nada que ver con el monolítico posicionamiento de la jerarquía eclesiástica; ésta, frente al carácter íntimo de la religión a la que representa, se empeña en acaudillar a una sociedad, incapaz de reaccionar, que intenta huir del adoctrinamiento, del dogmatismo, pero que sólo es capaz de asumir manipulados, e intencionados, mensajes, que hacen inviable el anhelado logro constitucional. Tan sencillo como que, después de 30 años, nosotros, nuestra sociedad, la sociedad española, hemos sido incapaces de exigir, con la contundencia que merece, al gobierno del Estado, como detentor y representante de la soberanía popular y a las jerarquías de las confesiones religiosas, especialmente a la de la Iglesia Católica, que asuman responsablemente el espíritu de la Constitución, la cual, en el Art. 16 párrafo 3, afirma que “ninguna confesión tendrá carácter estatal”, y aboga por el establecimiento de un espacio laico y de diálogo.
Me llama gratamente la atención que hayan de ser cristianos de base quienes con más ahínco, con denodado esfuerzo, lleven años intentando que esa circunstancia, la concreción de un marco de libertad, desde el cual todas las confesiones religiosas no encuentren agravios comparativos en su presencia social, se convierta, de una vez por todas, en un hecho irrefutable.
De un tiempo a esta parte, tras diferentes movilizaciones sociales en nuestra región, he descubierto a una ciudadanía situada en las antípodas de la mayoría de ciudadanos murcianos, de los que uno tiene serias dudas sobre su condición de ciudadanos libres, con espíritu crítico, capaces de apostar por mejorar, en el día a día, aquellos aspectos fundamentales, situados en la base de la convivencia, a través del respeto, el civismo y la solidaridad. Sin ir más lejos, en los últimos días, además de esta muy interesante charla de Juanjo Tamayo, las Plataformas "Murcia no se vende" (http://murcia-nosevende.blogspot.com/2008/10/acampada-marina-de-cope-no-se-vende.html) y "Pobreza cero" (http://www.pobrezacero.org/intro.php), en las cuales se incluyen multitud de organizaciones sociales, han salido a la calle haciendo oír sus voces contra la atroz política urbanística de nuestra región, y, por otra parte, exigiendo, desde una perspectiva planetaria, la solución a esa vergonzosa lacra que nuestra Aldea Global ha de soportar, donde millones de seres humanos viven en calamitosas condiciones acuciados por el hambre y la miseria absoluta.



































































Por último, volviendo al tema de la conferencia de Juan José Tamayo,os invito a visitar el siguiente enlace y a participar, con vuestra firma, para instar al Gobierno y a las Instituciones religiosas, sobre todo a la Iglesia Católica, para que asuman responsablemente el espíritu de la Constitución, la cual, en el Art. 16 párrafo 3,afirma que “ninguna confesión tendrá carácter estatal”: http//www.redescristianas.net/2008/09/06/manifiesto-por-la-laicidad-redes-cristianas/

martes, 21 de octubre de 2008

El cristianismo, religión laica

Juan José Tamayo
Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid
“El cristianismo, religión laica”
Jueves 23 de octubre de 2008 - 20 horas
Salón de Actos del Edificio de Servicios Múltiples
Avda. Alfonso X, 6
MURCIA
Resulta llamativa –y, en cierta medida escandalosa- la oposición, en algunos casos numantina, que ciertos sectores cristianos, con la jerarquía al frente, y de organizaciones políticas conservadoras vinculadas a la Iglesia católica, frente al actual proceso de secularización, al fenómeno del laicismo y a la laicidad del Estado y de sus instituciones. Igualmente lo es su constante demanda de la presencia de Dios en el espacio público, con el propósito de confesionalizar la cultura, sacralizar la política y cristianizar la sociedad. Porque ellos tendrían ser los más firmes defensores de la laicidad ya que el cristianismo nace como religión laica y posibilita la secularización de la sociedad. El mejor ejemplo es la figura de Jesús de Nazaret, iniciador del cristianismo, que no pertenecía a familia sacerdotal alguna, ni al stablishment religioso, sino que era un judío laico.
En su conferencia el profesor Juan José Tamayo, director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid, hará un recorrido por los principales hitos de la laicidad a lo largo de la historia para demostrar que:
a) el laicismo no va contra las religiones y que el Estado laico es el marco jurídico y político más adecuado para la defensa de la igualdad de las religiones, la libertad de conciencia, la libertad y pluralismo religiosos, y
b) que las religiones deben colaborar en la construcción del dicho Estado como espacio común donde caben las diferentes religiones e ideologías que trabajan por un una sociedad inter-cultural, inter-religiosa e inter-étnica.
Organizan Comunidades Cristianas de Base y Foro Ignacio Ellacuría

martes, 14 de octubre de 2008

¿Castigo o rehabilitación?

La celebración, el pasado viernes, 10 de octubre, del Día Mundial contra la Pena de Muerte, así como lamentables hechos acaecidos recientemente en nuestro país, me han llevado a elaborar la siguiente reflexión:
Todo depende del modelo de sociedad que, democráticamente, estemos dispuestos a asumir. La Justicia, en España, no es ni más buena ni más mala que en otros países. Me refiero a países dotados de sistemas constitucionales cuyo espíritu esté cargado de civismo y respeto por el ser humano; sin embargo, sí que es mejor respecto de buena parte de nuestra Historia: en este caso, la evolución se ha dado a saltos, con altibajos significativos que nos fueron retrotrayendo en el tiempo. Por otra parte, nuestro Sistema Judicial actual, en su conjunto, incluidos nuestro Código Penal y nuestro Sistema Penitenciario, se fueron reconfigurando, a lo largo de estas tres últimas décadas, al modo y manera que los ciudadanos creímos conveniente, siendo nuestros representantes políticos, elegidos democráticamente, quienes le fueron dando forma. Grosso modo, se trataba de perfilar un Código Penal, que tuviese muy en cuenta quiénes serían los destinatarios últimos de su articulado, es decir, seres humanos. Como tales seres humanos, las penas impuestas, consecuencia de la ejecución de hechos delictivos, habrían de tener una finalidad acorde con los principios de civismo y humanitarismo, cuyo último objetivo es la rehabilitación de seres humanos necesitados de la sociedad para poder reintegrarse en ella. Ese, y no otro, se supone, ha de ser el fin que persiga nuestro Sistema Penitenciario. El por qué se establece que la sociedad haya de velar por la reinserción social de estos seres humanos, es el punto desde el cual seguir planteándonos si el modelo actual, de nuestros Sistema Penitenciario y Código Penal, tengan que ser modificados. Desde luego, si dejasen de tener ese objetivo, rehabilitar y reinsertar a seres humanos, estaríamos ante un retroceso enorme, una tristísima vuelta atrás, que a nadie beneficiaría, digo bien, a nadie. Pero, lo cierto y verdad es que cada vez más personas, o tal vez las mismas de siempre, abusando del dolor ajeno, con mucho ruido mediático, claman por los cumplimientos íntegros de las penas, cuando no por la reimplantación de la pena de muerte. Perversa argumentación la que suele salir a la palestra, se juega con el chantaje emocional, te plantean tu posición si te hallases ante situaciones trágicas como el asesinato de un familiar. Pues bien, en mi opinión, el hecho de que la sociedad se dote de unas determinadas herramientas, articuladas a través de su Sistema Judicial, no es sino el modo de autorregular y controlar las desmedidas reacciones que, como seres humanos, en esas ocasiones, nos ponen a todos en el trance de ejecutar las más malévolas actuaciones contra quien nos hizo daño. Obviamente, esas herramientas, se han ido incorporando desde la frialdad intelectual: no puede ser de otro modo, de lo contrario, desde el derrumbe moral, desde la rabia y la ira, individualmente, todos apostaríamos por los más crueles castigos. En definitiva, nada es imposible, por mucho que suponga un retroceso en la evolución moral del ser humano, pero, volviendo al principio, todo dependerá del modelo de sociedad que, democráticamente, deseemos.

Santos López Giménez

sábado, 4 de octubre de 2008

Asuntos serios

Tenía claro que, antes o después, este vídeo pasaría a formar parte de mi blog. Qué mejor momento que éste, tras una semana de referencias a lenguaraces y descerebrados: va por ellos; mejor aún, va por todos vosotros; como dice el estribillo "llevo para darte lo que para mí deseo...". Feliz fin de semana.

miércoles, 1 de octubre de 2008

¿Os suena de algo?

Elvira Lindo, en El País de hoy, nos da algunas pistas sobre lenguaraces y demás fauna descerebrada.

La pastilla

No le faltaba razón al ínclito Rodríguez cuando, tras decirle a la contertulia Iglesias eso de "hoy no te has tomado la pastilla", aseguró que se trataba de una expresión popular. Lo es. Como tantas otras que se escuchan y que en la vida diaria, entre amigos y de copas, resultan faltonas pero cachondas, dan libertad a la lengua, desfogan, sirven para ser malo sin serlo, son hasta beneficiosas para la salud. El problema, como siempre, es elegir el lugar y el momento para soltarlas. Un joven la usa entre colegas, pero no parece admisible que le diga a un profesor "hoy no te has tomado la pastilla". No creo que un trabajador se exponga a soltársela al jefe. Ni tan siquiera entre amigos, si la discusión se enciende, es adecuado tener esa salida de tono. Ya se sabe, se pierden las amistades. Y es probable que incluso ese gran amante del habla popular que es el señor Rodríguez se cuide mucho de entrarle así a uno de los dirigentes de su partido. En general, aun reconociendo que los españoles, a los ojos de cualquiera, tendemos enseguida a ser ofensivos, creo que la mayoría se cuida de que la vehemencia verbal no ponga en peligro su estabilidad sentimental o su puesto de trabajo. A los débiles, ese autocontrol nos tranquiliza porque en los ambientes de mala educación siempre lleva las de ganar el que tiene más capacidad de herir. Lo que no sé es en qué momento los contertulios entendieron que ellos, en su trabajo, estaban liberados de practicar la buena educación y convirtieron lo que antes era una mesa redonda en un bar de copas, cutre, pegajoso, de la peor España. Tampoco "cabrón" (la respuesta de la contertulia herida) es una palabra que la gente suela utilizar profesionalmente. Claro que al resto de los mortales no nos suele ocurrir que tras escupir tal exabrupto un público enardecido nos premie con un encendido aplauso.
ELVIRA LINDO 01/10/2008