domingo, 29 de noviembre de 2009

Contra la intransigencia y el odio

A raíz de publicar ayer, en Tal día como hoy, el escrito que da título a esta entrada ( https://docs.google.com/fileview?id=0BxIGiD4bTnVQMDYwYWUxNzYtMzY4Mi00ZDRmLTg1YzctZTA3NGI1Y2VjYmIz&hl=en), una amiga, que lo leyó, me invita, y yo os traslado la invitación, a escuchar esta canción que bien podría ilustrar buena parte del asunto tratado. Gracias, amiga.


martes, 17 de noviembre de 2009

La leyenda del tiempo

Veintiocho de julio de 1995, en la tarde de aquel día, por vez primera, me invitaron a escuchar “La leyenda del tiempo”... Camarón ya era un mito del flamenco, ya había sido encumbrado al Olimpo del flamenco, lo había encumbrado la crítica pero, por encima de todo, para el pueblo gitano simbolizaba la enormidad de su cultura: era, y es, una auténtica devoción la que su pueblo le profesa. Habían pasado tres años de su muerte y dieciséis desde que compusiera, junto a un ramillete de grandes artistas, esta emblemática canción que daba título al disco con el que homenajeaba a Federico García Lorca. La importancia de Camarón, convirtieron el proceso de creación en un proceloso camino plagado de duras criticas contra lo que los puristas del flamenco entendían significaba una puya difícilmente asimilable. Hoy, según parece, se la considera la mejor pieza de la historia del flamenco…Aquella tarde, volvía de vivir uno de los momentos más difíciles de mi vida o, dicho de otro modo, de salvar un momento que pudo ser trágico: junto a un grupo de operarios del INFOCA, tratando de apagar un fuego en Sierra Cabrera, Almería, en un momento dado, cambió la dirección del viento lo que ocasionó una despavorida huida con el fuego pisándonos los talones. Una insignificante casualidad que, para mí, parece obvio, ligará de por vida aquel día con “La leyenda del tiempo”.

Santos López Giménez

viernes, 13 de noviembre de 2009

Enfermiza sociedad

Las palabras que este individuo ha pronunciado hoy en las Cortes Valencianas se descalifican por si solas. Para él, y para toda una caterva de indeseables que con sus aplausos las ratificaban, ese lenguaje no es ninguna excepcionalidad, lo emplean en la intimidad, pero hoy, a ese salvaje, se le han escapado en un recinto emblemático. Qué pena, pensar que a esa criatura la volveran a ratificar en las urnas miles de valencianos, genera una impotencia que a marchas forzadas se aproxima a la resignación. Este individuo, como el que ayer hablaba de herejes, representan a una muy importante masa social, no debemos olvidarlo. Por mucho que deseemos avanzar hacia el civismo, el panorama que nos contempla no es mas que la expresión de una sociedad enferma.

Santos López Giménez




martes, 3 de noviembre de 2009

Tal día como hoy

En ocasiones, llegué a pensar que lo mío tenía un carácter de incontinencia patológica. Una permanente necesidad de escribir mantenía en mí una llama continua que precisaba de ese tiempo de mesura y paz que te proporciona la plasmación por escrito de todas aquellas inquietudes que rondan tu cabeza. Mis primeras cartas al director datan de 1989, es decir, 20 años hace desde que envié mi primera carta a los periódicos de nuestra región y a alguno de alcance nacional. Aquella, como muchas otras, era una ingenua carta que hablaba de tráfico de influencias: qué curioso, la llamo ingenua en este preciso momento de nuestra historia. Entonces, como ahora, el grado de sinvergonzonería que uno observaba a su alrededor no era mayor en la clase política que en el resto de la ciudadanía, todo lo contrario. Entonces, como ahora, los ciudadanos, ante tanto ladrón que nos sacan por televisión, nos mirábamos con gesto de complicidad y, entre algaradas ininteligibles, tratábamos de decirnos "qué buenos que somos, nosotros no somos como ellos". Ahí está el cáncer, las sinvergonzonerías cotidianas son más numerosas, más dañinas, y casi siempre quedan impunes.
Como podéis comprobar, mi incontinencia me ha desviado del verdadero espíritu de esta entrada, que no es otro que el de presentaos lo que he dado en llamar "Tal día como hoy"(http://www.google.com/notebook/public/15392804817775544574/BDQ8OSwoQ9sWH4csk?hl=es), donde, intentaré, ir colocando cartas al director de las que se me fueron publicando a lo largo de los años, haciéndolas coincidir con el día en que nos encontremos.
Estoy muy orgulloso de haber escrito todo lo que escribí durante estos últimos 20 años y, a día de hoy, ni de lejos considero que esta afición mía sea patológica.