miércoles, 25 de mayo de 2011

Tres años, sólo una cifra

Tres años hace desde que, una tarde de domingo, decidí que bien podría ir dejando mis impresiones, mis pareceres, las impresiones de otros, en semejante lugar. Así nació la idea, fruto de un arrebato. Y aquí estamos de nuevo, frente a un espacio en blanco, deseoso de que la inspiración ofrezca un conjunto de bien articuladas frases, para dejar constancia de este humilde aniversario.
La fecha no es una cualquiera, tiene una enorme carga emotiva: por ello, el 25 de mayo de 2008, la primera entrada, que comenzaba a dar forma a este conjunto de escritos en el tiempo, salvando la entrada de bienvenida, la dediqué A mi padre. En aquel momento, recuperé uno de los varios escritos que de él plasmé después de dejarnos. En alguno de ellos, aparece reflejada la manera sutil de su partida. Nueve años hace de la misma, en una noche similar a ésta, mostrándonos la primavera la mejor de sus caras, nos dejaba para siempre un enamorado de la palabra, un humilde adalid de la entrega a los demás, un ser humano responsable que vivió por y para su familia.
Aquella tarde de domingo, de tres años atrás, su recuerdo contribuyó para poner en marcha este espacio desde el cual fuese la palabra la única y verdadera protagonista. En verdad que he tratado de que así sea, de que sólo ella vaya siguiendo el camino que el devenir social y personal va abriendo día a día.
Y bien, tres años, sólo una cifra.

Santos López Giménez

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