sábado, 14 de julio de 2012

¿Servidores del orden?

Al parecer, esta tarde, las uniformadas criaturas, la han vuelto a liar. Demasiados reventadores de manifestaciones parece que ven estos sumisos servidores, no del orden, sino de sus amos. Hace dos días, cuando finalizaba la marcha de los mineros, entre cientos de miles de manifestantes, podríamos pensar que los indeseables reventadores estuviesen al quite para hacer aquello para lo que son enviados: boicotear pacíficas manifestaciones para que los sabuesos, hambrientos ellos de desmedida violencia, acudan a cargar indiscriminadamente contra todo lo que se mueva a su alrededor, que, por lo común, suelen ser seres humanos, conciudadanos de estas tristes criaturas, criaturas que deben estar en esta labor para saciar inconfesables sentimientos de inferioridad. Las imágenes que nos llegan son de una inhumana carga de odio y violencia. No me cabe la menor duda, los reventadores son enviados para propiciar escenarios de desorden y desconcierto, a ellos nada les ocurre, sí a comunes ciudadanos que acuden pacífica y democráticamente a ejercer su derecho ciudadano. Las caras ensangrentadas, la niña con un pelotazo de goma en el costado, la anciana detenida esta tarde, cuando no eran cientos de miles los manifestantes, sino sólo unos cientos, por quedarnos sólo con episodios recientes, porque de ir unos meses atrás nos encontramos con aquel indeseable Jefe Policial que proclamaba su lucha contra el enemigo, cuando el enemigo eran jóvenes estudiantes que protestaban por no tener calefacción en clase. Tampoco tengo dudas respecto de donde parten las órdenes para emplear esa inusitada violencia policial, los poderes políticos son los primeros y grandes responsables de la canallada que estamos viviendo, pero, de ahí a pensar que la policía cumple con su deber, hay un abismo desmesurado e infame. Una última certeza da forma a este sinsentido, todo obedece a una estrategia que se inserta en la amplia y conocida Doctrina del Shock:
             generar un estado de miedo empleando, para el presente menester, los  violentos medios, impregnados de cinismo y odio, que el fascismo siempre utilizó sin inmutarse.





Santos López Giménez

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